
Como cada año por estas fechas, siempre me gusta dedicaros a vosotros y a mi mismo unas palabras para despedir el año.
En esta ocasión no voy a hacer balance de mi año; no ha sido especialmente bueno en algunos aspectos, pero aún así ha sido un buen año, porque prefiero quedarme con las cosas buenas.
El principal punto negativo es que, como a tantos otros, me tocó la lotería del COVID nada más comenzar el año y, a día de hoy, sigo arrastrando algunas secuelas que parece que me han tomado cariño.
Esta circunstancia ha desencadenado que me replanteara más de un aspecto de mi vida en cuanto al tiempo y como lo gestionaba o lo intentaba hacer; nunca he sido muy bueno en estas gestiones.
Desde siempre he defendido que no era una fábrica ni pretendía serlo. Me gusta considerarme más un artesano. Odio fabricar piezas en serie, o diseñar y fabricar algo al cuál no puedo aportar ningún valor añadido.
Pero aún así he sacrificado mucho de mi tiempo en favor del trabajo, fuera gratificante o no y restándolo de otros «lugares de la vida» que aunque eran a priori eran menos urgentes, siempre han sido más importantes.
Todo esto me llevó a adoptar lo que llaman «slow work«, vamos lo que viene siendo trabajar para vivir y no vivir para trabajar de toda la vida.
Los cambios cuestan porque somos animales de costumbres, pero cuando vuelvo inconscientemente a las «andadas» siempre hay un día menos bueno de salud que te recuerda que hay que bajar el ritmo, o una «renacuaja» que cuando finalizas la jornada te dice que te ha echado mucho de menos.
Con este cambio y gracias a un buen profesional, también estoy consiguiendo recuperarme de una antigua lesión que iba a más y estaba afectando a mi día a día.
Me siento afortunado, porque sin los aspectos negativos del año no existirían los cambios positivos que han desencadenado.
Sólo me queda desearos que este ya extinto 2022 haya tenido buenos momentos rodeados de los vuestros y que no seamos tan exigentes con nosotros mismos en este 2023, que hay que disfrutar un poquito de la vida y no verla pasar.
Un abrazo a todos y gracias por seguir ahí.
Muchas salud para este año que comienza, la felicidad es inherente a la salud, sin la una, la otra no tiene sentido y es el bien más preciado que podemos acumular. Esa y esa renacuajo que de vez en cuando te recuerda que sigue ahí para ti, eso es lo importante en la vida.
Muchas veces anteponemos: nuestras ilusiones, nuestro desarrollo profesional a otras cosas que son mucho más importantes.
Así que yo solo puedo desearte salud, para que con ella recuperes la felicidad que todos tanto anhelamos.
Muchas gracias señor.
Yo sé que me entiendes perfectamente, de vez en cuando es bueno ver las cosas desde otra perspectiva, aunque sea por la fuerza; para darnos cuenta de ello.
Un abrazo