
Todo empezó por… yo que sé ya ni me acuerdo. El caso es que a primeros de año, las pinzas de la GSXR en cuestión se desmontaron por alguna razón y uno de los pistones de las pinzas Tokico, estaba más marcado de lo normal. Lo más lógico hubiera sido intentar pulir para volver a montar pero, dado que el uso principal de esta motocicleta es (o lo era) hacer tandas en circuito y, que por desgracia, tienen un fallo conocido por el sobrecalentamiento de sus pistones de freno. Pues era hora de buscar otras opciones.
El sobrecalentamiento en cuestión viene por la aleación de aluminio de la que están fabricados los pistones originales. Por lo que el primer paso era elegir el material y, dependiendo de mí, estaba claro, acero inoxidable, en este caso AISI 304.
Después era hora de tomar medidas para el diseño pero, no contento con esto, el dueño de la motocicleta vio que un modelo de pistones de Brembo estaban perforados para maximizar la refrigeración. A si que nada, tomamos prestada la idea.
Ahora venía lo más complicado, puesto que conlleva que yo tuviera tiempo libre suficiente para poder fabricarlos. Con los astros alineados para poder dedicarles una jornada intensiva de arranque de viruta y los planos sobre la mesa era hora de empezar con su fabricación.

Tras preparar las herramientas y el torno, obtenía la primera parte de los pistones, ahora ya solo faltan 7 más…

Sigo con la tarea, tornear dos pistones, cortarlos y vuelta a empezar, de este forma, la primera parte del trabajo estaba terminado y con ello la jornada de trabajo.

Después de tener ya todo reglado, empezamos con la primera parte del taladrado, el punteado con una broca de centrar. Esta operación se realiza mediante el plato divisor, con el que podemos dividir una circunferencia en partes iguales; en nuestro caso, 22 partes.

Comenzamos con la tarea, un poco de aceite de corte, punteado, vuelta al plato divisor y vuelta a empezar; que ya solo quedan 21 divisiones para este pistón… De este modo el primer pistón queda punteado al completo.

Ahora vamos a realizar la segunda parte, el taladrado en sí, con una broca de Ø1.6mm y aceite de corte y paciencia a partes iguales.

Con cuidado de no romper la broca dentro, sería un desastre y calculando bien las divisiones, empezamos a taladrar…


Tras otra jornada de trabajo intensiva, ya están todos los pistones taladrados, ahora habrá que volver a esperar a tener otro día libre…

Después de recuperar fuerzas, volvemos al ataque, ahora ya si que ha llegado la hora de la verdad.

Como me esperaba, ha quedado bien, a si que prosigo con el resto.

Un nuevo día con olor a aceite de corte y taladrina, voy al taller para rematar los pistones. Pero para hacer esto antes tengo que fabricar algo…

Después de terminar con el torno, quedan pequeños trabajo manuales para desbarbar el interior de los taladros y dejar un buen acabado.

Ahora solo falta que el dueño monte el puzzle y que el trabajo y las horas invertidas hayan merecido la pena.